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LECCIONES ESPIRITUALES


92. SERMÓN DE PATRIARCA MOISÉS
SOBRE EL ENCUENTRO DE JESÚS CON LA MUJER SAMARITANA, EL AGUA VIVA Y EL TIEMPO PARA LA SIEGA,
25.05.2008


 

El 5 domingo después de la Resurrección de Cristo

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo! ¡Amén!

Queridos hermanos y hermanas, hoy escuchamos el Santo Evangelio de Juan (Juan, IV :5-42), que describe el encuentro de Jesucristo con la mujer samaritana. Se puede hablar mucho sobre eso, las grandes sermones y tomar un gran conocimiento de la descripción de este encuentro, de lo que Jesús decía. Pero tratemos de seleccionar algo simple y básico.

Cuando Jesús vino a la tierra samaritana, Él envió a sus Apóstoles a traer algo para comer. Se quedó sentandose cerca del pozo, con la esperanza en que alguien puede venir para sacar el agua, para que pudiera beber. Y entonces Él ve a la mujer de ese pueblo, la mujer de Samaria. Él le pide: "Dame de beber". Pero ella veía que era el judío, porque, tal vez, tenía el pelo largo o su acento le revelaba, o su aspecto general o la ropa.

Y ella le dijo: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? " Ella estaba tan sorprendida, porque en aquel tiempo los judíos casi no comunicaban con los samaritanos . Los judíos se vieron como la nación elegida, y los samaritanos eran aquellos judíos que antes habían vivido por todo el mundo. Y cuando se volvieron a Jerusalén, no se les permitieron porque habían sido nacidos de las personas de otras nacionalidades. Es decir, eran los judíos que vivían hoy en Ucrania y su padre era ucraniano o ruso o su madre,tales podrían vivir sólo en la tierra samaritana. Les consideraban los mestizos y no les permitían a las tierras cerca de Jerusalén, por eso vivían cerca de estas tierras. Y allí se adoraban en la montaña al mismo Dios. Y entre los samaritanos y los judíos era un conflicto - donde Dios era más verdadero: en la montaña en Jerusalén, o aquí, en las tierras de Samaria. Pues allí, en Samaria, era un pozo, excavado por Jacobo - un hombre del cual originó el pueblo judío.

Y entonces ella le pregunta: "¿Cómo tú... me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? ", sobre todo porque el hombre pide a la mujer, es más a la mujer de Samaria. El Señor seguía diciendola sin prestar atención a sus palabras: " Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva." Eso es - le pedirías del Salvador, el Hijo de Dios, ¿verdad? Ella dice: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? " Ella pensaba en la manera material, y Jesús decía sobre lo espiritual. Él dice: " Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás." Esto significa que Jesús le da el conocimiento y la verdad. Y cuando usted los toma, van a cambiarle, van a conectarle con Dios, y después correrán de usted con el conocimiento y el Espíritu Santo a otra gente como el agua viva que conduce a la vida eterna. Sobre eso decía Cristo. Y ella todavía no entendía sobre que agua Él decía y pidió: " Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla." Ella se preocupaba por lo material, pero el Señor lo veía y dijo: " Ve, llama a tu marido, y ven acá." Y ella dijo: "No tengo marido. " Jesús le dijo: Bien has dicho - es decir Él veía que era una pecadora - : No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido." Y en ese momento recobró ella su vista: " Señor, me parece que tú eres profeta." Entonces ella le dijo: " Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo ...". Así que ella piensa sobre la influencia del Espíritu Santo: "Me parece que tú eres el Mesías, el Cristo." Él dijo: " Yo soy, el que habla contigo..." - en la manera directa Cristo dice que Él es el Salvador. Al oír esto, ella con mucho gusto corrió a llamar a la gente.

Cuando los apóstoles se acercaron a Jesús que le ofrecieron la comida, pero Él ya no tenía hambre. Porque cuando una persona ejerce su misión espiritual, satisface su hambre con un alimento espiritual. Y en este punto tal persona no quiere comer. Y los apóstoles piensan: "¿Le habrá traído alguien de comer?" Porque él les dice: "Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis." Sin embargo, de nuevo vemos que el nivel de los Apóstoles fue bajo, no más alto que el de aquella mujer samaritana. Ya que no le entendía al final. Pero él era probablemente cansado para explicarles todo. Una persona debe recobrar su vista espiritual primeramente, entonces no necesita explicaciones, entiende todo sin palabras. Y entonces él dice sólo: " Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis." Les explica en algún modo. Él sabe que ahora la mujer samaritana traerá a muchas personas y que va a predicarles.

Y Jesús dijo: " Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega", es decir, es el momento para recoger la cosecha - las almas humanas. Ya que ahora la mujer samaritana va a llevar la gente, que le escuchará con mucho cuidado y va a ser muy feliz con esto. Por lo tanto Él dice: " Uno es el que siembra, y otro es el que siega." Unos les habían predicado que vendría el Mesías, el Cristo, y por eso la mujer entendería en el Espíritu Santo quien estaba en frente de ella. "Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores." - le dijo a los apóstoles.Para sembrar - es predicar, y pasa una generación, la segunda - ya cosechan otra gente y a ella escuchan con atención las almas hambrientas. ¿Entienden ustedes?

Hoy en día, hemos comenzado a sembrar. El Señor prepara a su pueblo por un tiempo es corto y vamos a recoger. Pero primeramente hay que sembrar, para que esa semilla de la verdad surja en los corazones humanos.

Pero hoy en día hay muchos licántropos, quienes se han visto unas sotanas, pero sembran malas hierbas y doctrinas envenenadas, distorsionando el cristianismo. Y por eso la gente se alejan de la ortodoxia, se hacen los pecadores, tales quienes era difícil de encontrar aún en Sodoma y Gomorra. Sólo allí se podía encontrar a los pecadores que estaban hoy en el cristianismo. Debido a que los sembradores son falsos, el diablo han dado muchos como ellos a la tierra.

El Señor quiere que nosotros verdaderamente servamos a Dios y sembremos Su palabra en la Verdad, la cual reunirá a una buena cosecha en los Cielos para pasar a la vida eterna. Y ustedes son los que han oído mucho del Evangelio, han escuchado a las conferencias. Y ustedes son los que ya saben que predicar, ya que la Palabra de Dios está en sus corazones. Cuando dicen, sus palabras serán percibidas muy bien y también tendrán un impacto positivo en la gente. Para el uno a través del cual ya empieza a ir el agua viva y el que bebe cerca, también viene a la vida eterna. Esto es muy importante que usted mientras salvandose, ayudan a salvarse a decenas, cientos de personas a su alrededor que están listos a comunicarse con usted, a quien el Señor ha llevado para ustedes o lleva ahora. Puede ser que son sus empleados, sus vecinos, o viajan con ustedes en bus o tren o en cualquier otro lugar se puede encontrar con ellos - con esta gente, estas almas. No importa si es joven o viejo, es importante que ellos son los que están buscando a la salvación, buscando a esa agua viva de que Jesús ha hablado y la que realmente debe fluir de cada corazón, una vez la boca es abierta. Y usted se siente una gran alegría en su corazón cuando usted testimonia de la verdad de Dios porque el Espíritu Santo a través de ustedes predica a estas personas.

Recuerden estas palabras y que el Señor nos ayude a ser sus siervos buenos, sus predicadores, sus apóstoles, las crismeras para que este mundo cambie a lo bueno.

¡Cristo ha resucitado!

 

Apóstol (Hechos, 11: 18-26, 29-30):

11

18 Y al oír esto se calmaron, y glorificaron a Dios, diciendo: Así que también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida.

19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que sobrevino cuando la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando la palabra a nadie, sino sólo a los judíos.

20 Pero había algunos de ellos, hombres de Chipre y de Cirene, los cuales al llegar a Antioquía, hablaban también a los griegos, predicando al Señor Jesús.

21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número que creyó se convirtió al Señor.

22 Y la noticia de esto llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a Antioquía,

23 el cual, cuando vino y vio la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para que con corazón firme permanecieran fieles al Señor;

24 porque era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.

25 Y Bernabé salió rumbo a Tarso para buscar a Saulo;

26 y cuando lo encontró, lo trajo a Antioquía. Y se reunieron con la iglesia por todo un año, y enseñaban a las multitudes; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.

29 Los discípulos, conforme a lo que cada uno tenía, determinaron enviar una contribución para el socorro de los hermanos que habitaban en Judea.

30 Y así lo hicieron, mandándola a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.

 

Evangile (Juan, 4:5-42):

4

5 Llegó, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José;

6 Jy allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta.

7 Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame de beber.

8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos.

9 Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.)

10 Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.

11 Ella le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?

12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?

13 R spondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed,

14 pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.

15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla.

16 El le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá.

17 Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: "No tengo marido",

18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad.

19 La mujer le dijo: Señor, me parece que tú eres profeta.

20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar.

21 Jesús le dijo: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.

23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren.

24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.

25 La mujer le dijo: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando El venga nos declarará todo.

26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

27 En esto llegaron sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: ¿Qué tratas de averiguar? o: ¿Por qué hablas con ella?

28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres:

29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo?

30 Y salieron de la ciudad e iban a El.

31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.

32 Pero El les dijo: Yo tengo para comer una comida que vosotros no sabéis.

33 Los discípulos entonces se decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer?

34 Jesús les dijo: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra.

35 ¿No decís vosotros: "Todavía faltan cuatro meses, y después viene la siega"? He aquí, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos que ya están blancos para la siega.

36 Ya el segador recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra se regocije juntamente con el que siega.

37 Porque en este caso el dicho es verdadero: "Uno es el que siembra y otro el que siega."

38 Yo os envié a segar lo que no habéis trabajado; otros han trabajado y vosotros habéis entrado en su labor.

39 Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en El por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: El me dijo todo lo que yo he hecho.

40 De modo que cuando los samaritanos vinieron a El, le rogaban que se quedara con ellos; y se quedó allí dos días.

41 Y muchos más creyeron por su palabra,

42 y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que éste es en verdad el Salvador del mundo.

 




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